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20 Más tarde, Noé construyó un altar para adorar a Dios. Tomó entonces algunos de los animales y aves de los que Dios acepta como ofrenda, y en su honor los quemó sobre el altar. 21 Y cuando a Dios le llegó tan grato aroma, tomó la siguiente decisión:

«Aunque todo hombre y mujer sólo están pensando en hacer lo malo desde su niñez, por ninguno de ellos volveré a maldecir ni destruir la tierra como esta vez.

22 »Mientras la tierra exista,
siempre habrá siembras y cosechas;
siempre hará calor y frío,
siempre habrá invierno y verano,
y también noches y días».

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